El escritor francés del siglo XVII, Antoine de Rivarol se encontraba en una reunión social, cuando dos señoras, que tenían fama de insoportables, se le acercaron y comenzaron a departir con él.
Rivarol pasó largo rato con ellas y no dejo de hablar ni un momento, hasta que fue rescatado por un amigo suyo que, extrañado por su actitud simpática y cordial con las damas, le preguntó:
-¿Cómo has podido estar tanto rato hablando con esas mujeres?.
-Ha sido la única forma de evitar el suplicio de escucharlas yo a ellas- repuso el escritor.
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