Camille Saint-Saëns accedió, tras numerosísimas súplicas, a escuchar a una cantante en una audición. Ésta, como mucho, llegaba a “amateur bienintencionada”.
Intentando agradarle, la mujer anunció que iba a interpretar una melodía del propio compositor:
-Oh, maestro, sabe usted, estoy temblando… ¡estoy tan asustada!
Él la miró y respondió:
-No tanto como yo, señora
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