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martes, 7 de agosto de 2018

Una pareja difícil de separar



Al parecer, y según rumores, habría sido una «mamada de funeral» lo que habría llevado a Félix Faure hasta la tumba. Eso es lo que dijo la sociedad parisina de entonces.

El final murió como más le gustaba. Y es que Félix Faure, Presidente de la República francesa desde 1895 hasta 1899, no ha pasado a la Historia dejando una muerte heroica o una épica defunción de madrugada con la luna llena rodeando poéticamente su camastro. Aunque boca arriba, Félix Faure, al contrario que Isabel II, por ejemplo, murió de una sobrecarga sexual. No estaba el cuerpo para esos trotes.

Mujeriego y coleccionista de amantes, el sexto Presidente de la Tercera República Francesa solía recibir cada día y con los brazos abiertos, entre otras cosas, a Marguerite Steinheil, su amiga favorita.

La mujer pertenecía a la flor y nata de la sociedad parisina, sobre todo después de haber contraído matrimonio con Adolph Steinheil, un pintor de brocha fina que gozaba de un enorme prestigio en la época. Por méritos ajenos, o casi, Marguerite se rellenaba de sangre también influyente, como la de la familia Peugeot. Por méritos propios, o casi, la mujer subió como la espuma en el ranking de popularidad por la misteriosa muerte de su marido y de su madrastra. Aunque en la escena del crimen apareciese con las manos atadas a la cama, Marguerite fue considerada presunta autora del crimen.

El caso es que aquel 16 de febrero, el coito presidencial se les fue de las manos. En la sala azul del Elíseo, que era donde ambos solían desatar sus pasiones, los jadeos dieron paso a los gritos. Los ayudantes de cámara se apresuraron a socorrer al presidente, y al abrir la puerta, con Marguerite vistiéndose a toda prisa mientras intentaba soltar su pelo de la mano de Faure, se encontraron al hombre medio moribundo.

Por lo visto, y según rumores porque nada se sabe con certeza, no había sido una postura de funámbulo o un trazo imposible del kamasutra, sino que fue el gozo de una felación lo que hizo que Félix Faure entrase en un estado apopléjico que le causó la muerte.

A partir de entonces, la sociedad parisina, que era muy jaranera, comenzó a referirse a su malhadado presidente como La pompa fúnebre, que en francés puede muy bien traducirse por mamada de funeral.

Hay quien asegura que Marguerite cayó al suelo redonda después de ver cómo su presidente caía también redondo para no levantarse más, pero también León VII era Papa y se fue al otro mundo mientras retozaba con una mujer en la cama.



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