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jueves, 21 de septiembre de 2017

La invención de la silla eléctrica



El invento de la silla eléctrica contiene tantos elementos extravagantes, bizarres y hasta humorísticos, casi rozando la parodia, que considero que la mejor forma de narrarla es hacerlo a modo de tira cómica o chiste (imaginad las risas enlatadas después de cada párrafo, excepto en el dedicado a la pobre elefanta “Topsy”). La silla eléctrica surgió por una simple disputa entre George Westinghouse y Thomas Alva Edison. George Westinghouse era partidario de la corriente alterna de alta tensión y conducida por cables aéreos (sistema inventado por Tesla), para que así pudieran existir anuncios luminosos como los de Times Square.

Pero Edison desconfiaba de aquel invento. Él creía que era más apropiado usar una corriente de baja tensión con cables subterráneos.

Obviamente, no se ponían de acuerdo. Hasta que un día, uno de los trabajadores de George Westinghouse fue víctima de una descarga eléctrica que lo mandó al otro barrio. El bueno de Edison, sin ningún escrúpulo, aprovechó el accidente para lanzar a los cuatro vientos que el sistema de su rival era un error, como ya había vaticinado, y quien todavía no lo creyera así, que fuera a ver el pollo frito en que se había convertido el ayudante de George Westinghouse.

Pero la cosa no acabó ahí. Edison, dando nuevas muestras de que tenía la jeta de cemento armado, montó un rutilante espectáculo de feria con el sistema fallido de su oponente. El público pagaba y podía observar con deleite cómo perros y gatos morían electrocutados por aquel terrorífico invento.

Entonces, a unos tipos que estaban contemplando el espectáculo se les encendió una bombilla (no sabemos si eléctrica) sobre sus cabezas: se dieron cuenta de que la horca estaba anticuada y esa maravilla de la técnica podría ser el perfecto sustituto a la hora de ejecutar a los condenados a muerte.

En 1888 el gobernador de Nueva York firmó el decreto que establecía la silla eléctrica como método legal de ejecución de criminales. Y se eligió la corriente alterna. Esto indignó a Westinghouse, quien se negó a prestar sus aparatos para matar delincuentes. No quería que su sistema quedara asociado con la muerte.

Sin embargo, a pesar de todos los intentos de Edison de que esa asociación entre el sistema de su oponente y la muerte se grabara a fuego en la gente, la industria de la electricidad eligió el sistema de Westinghouse como sistema estándar de electricidad para los hogares estadounidenses. Por más segura y confiable.

Quizás el caso mas famoso de ejecución por electricidad de un animal fue el de una elefanta de circo llamado “Topsy”, que fue condenada a la pena de muerte en 1903. Al parecer, animal estaba cansado de los malos tratos de sus cuidadores, que eran continuos, y al final decidió tomarse la justicia por su mano, matando a tres de sus cuidadores.

La primera persona ejecutada con la silla eléctrica fue William Kemmler; la ejecución se llevó a cabo en la Prisión Auburn en Nueva York el 26 de agosto de 1890.

La silla eléctrica causó tanta sensación que, al usarse por primera vez en Estados Unidos, el emperador Melenik II de Abisinia (actual Etiopía), quedó tan fascinado con el invento que se compró tres unidades. Sin embargo, al llegar a su país, el pobre emperador advirtió que no había tenido algo en cuenta: en su país todavía no había corriente eléctrica. Sin embargo, se sintió tan atraído por el extraño diseño de las sillas que decidió adoptarlas como tronos imperiales.

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