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sábado, 28 de julio de 2018

Cuando los humanos soplaban a las vacas



Cierto día de 2011, un pastor llegó a un hospital de campaña de Médicos Sin Fronteras en una aldea en el sur de Sudán. Tenía un dolor de estómago severo, escalofríos y en su frente estallaban lo que parecían burbujas. Tenía brucelosis, una enfermedad causada por una bacteria que suele ser normal en las vacas y que pasa al humano cuando este consume leche o queso sin pasteurizar. Pero no se trataba de una brucelosis ordinaria. Si no de brucelosis galopante. Algo que realmente asustaba a los profesionales de la salud.

Los médicos no lograban entender cómo fue que la enfermedad había evolucionado tan rápidamente y el pastor aseguraba que no había hecho nada fuera de lo común en las semanas anteriores. Hasta que, bombardeado por la preguntas de los médicos, recordó:

– “Bueno, le di una soplada a una vaca.”

Los médicos escucharon asombrados su relato. El hombre había puesto su boca en el órgano genital de una vaca para, literalmente, intentar inflarla. Y no era el único, toda la tribu, los nuer hacían la misma cosas desde tiempos inmemoriales para tratar de estimular la producción de leche.

El episodio, según recuerda en su blog un camarógrafo de Médicos sin Fronteras, se ha convertido desde entonces en la comidilla habitual del desayuno cuando un visitante nuevo llega a la misión médica en el sur de Sudán. Pero la soplada es mucho más que una fuente de chistes fáciles y bromas. Ahora, cuando medio mundo tiene un teléfono celular en el bolsillo más sofisticado que la nave que llevó a Neil Armstrong a la luna, es difícil de creer, pero hubo un tiempo en que media humanidad soplaba los órganos genitales de las vacas. La supervivencia estaba en juego.

La razón es bien conocida por los etnólogos. Aunque muchos niños de las ciudades lo ignoran por completo, las vacas no dan leche durante todo el año. Dan leche cuando tienen un ternero que alimentar, tal como las mujeres. Así que cuando este becerro muere o desaparece, la madre deja de producir la preciada leche. Esto, en un poblado dependiente del ganado, puede ser trágico. Por eso, a lo largo de la prehistoria y la historia los ganaderos inventaron muchas soluciones diferentes para tratar de engañar a la vaca para que continuara produciendo leche: colocando un becerro de otra madre o introduciendo aire a través de los genitales para producir un tipo de falso embarazo.

Lo que vieron los médicos en Sudán en 2011, son los vestigios de una práctica que dominó el planeta, como lo demuestra el etnólogo Jean-Loïc Le Quellec, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. En un estudio publicado en la revista del Museo Nacional de Historia Natural de París, muestra una grabación hecha en una roca hace unos 6,000 años en Wadi Imrâwen en Messak (Libia). En ella podemos observar una figura humana aparentemente soplando aire en la vagina de una vaca. En otra imagen, una pintura rupestre realizada en en Immidir (Argelia) hace aproximadamente 4,000 años, aparece el mismo patrón.

Como se puede constatar en el arte rupestre, sostiene Jean-Loïc, durante milenios los humanos se agazapaban para soplar el órgano de una vaca, con la esperanza de aumentar el período de lactancia y obtener más leche para la familia. Hoy sabemos que existe una explicación científica: la estimulación de la vagina de la vaca favorece la liberación de oxitocina, una hormona que facilita la lactancia.

La práctica, que vista desde los ojos de Occidente es asquerosa, llegó hasta nuestros días. Los etnólogos observaron la técnica del soplado ancestral en los ​Nuer de Sudán, los Tuareg del Níger, los Fulani de Malí, los Teda de Chad, los beduinos de Egipto, los masai de Kenia y varias tribus de Sudáfrica, Namibia, Tanzania y un largo etcétera.

Pero en absoluto se trata de una costumbre africana. De alguna manera, la práctica se fijó en el ADN de los seres humanos desde que soltamos la lanza, nos sedentarizamos y comenzamos a domesticar animales salvajes en lugar de salir a cazarlos. En el siglo XVIII, cuando el explorador europeo Johann E. Fischer llegó a Siberia, vio cómo los yakutos, el mayor grupo indígena de Siberia, soplaban el vientre de sus vacas para que dieran más leche. En la India, la práctica conocida como phooka, era realizada a través de un tubo de bambú y ya fue prohibida en 1890 por la Ley para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales.

– “Desde que supe que la vaca y el búfalo eran sometidos a la práctica del phooka, desarrollé una fuerte aversión a la leche”, escribió Mahatma Gandhi en su autobiografía.

– “La técnica no es desconocida en Europa, donde se practicaba en el siglo XIX por los campesinos de Hungría y Bosnia, que soplaban el órgano genital de sus vacas a través de un pequeño tubo”, advierte Jean-Loïc en su estudio. En Francia, la práctica aparece en documentos históricos de todo el siglo XIX y todavía se hace hoy en día en la región de Aubrac.

Y la técnica también se observó en Irlanda. En 1681, el viajero Inglés Thomas Dingley describía esta práctica con humor, después de un viaje por todo el país:

– “Al ordeñar las vacas, cuando la leche no sale fácilmente, soplan con la boca todo el aire que pueden, por lo que a menudo terminan con la cara llena de estiércol de vaca”.

El seguimiento de esta técnica a lo largo de la historia ha servido para aclarar una de las etapas importantes en la evolución humana. De acuerdo con la hipótesis clásica, postulada en 1981 por el arqueólogo británico Andrew Sherratt, los cazadores-recolectores comenzaron a domesticar animales salvajes hace unos 10,000 años para tener una fuente móvil de carne. La ordeña de ganado para obtener leche o disfrutarla habían sido fases de una etapa posterior, otra parte de la “revolución de los productos secundarios”, realizada por lo menos tres milenios después.

Sin embargo, el análisis de los restos de vasijas de cerámica procedentes de Oriente Medio ha demostrado que las personas de la región ya hacían queso hace 8,500 años. Y, de acuerdo con Jean-Loïc, la presencia de la técnica del soplo en el arte rupestre del Sahara demuestra que la primera difusión del ganado en África fue acompañada por la técnica de ordeña. Los ganaderos procedentes de Oriente Medio y África ya bebían la leche hace más de 6,000 años. Y cuando sus vacas estaban secas, soplaban en sus genitales, como lo siguen haciendo los pastores de Nuer de Sudán del Sur.

Lo más probable es que ya hayas visto una fotografía famosa que muestra a un hombre joven africano con la cara enterrada en el culo de una vaca, con un título tremendamente agresivo de connotación sexual. Como podemos ver tiene más que ver con la supervivencia: una práctica antigua, hoy considerada insalubre y desagradable, que nos permite entender algunos puntos oscuros de la evolución humana. Ahora sí, después de todo lo explicado podemos mirar la fotografía con otros ojos.

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