El promotor de actividades literarias y artísticas de principios del siglo XX, Joaquín Borralleras era un habitual a las tertulias que él mismo impulsó en el Ateneu barcelonés.
Cierto día, en medio de una acalorada tertulia, uno de los tertulianos le echó en cara que se hubiera casado por interés.
Borradellas, indignado contestó:
– ¿Qué me he casado por dinero? ¿Casado por dinero? Quien se ha casado por dinero es mi mujer, que si no llega a tenerlo no se casa.
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